martes, 17 de junio de 2008

Sola

Cierro la puerta con llave. Quiero sentirme segura. Supongo que nadie puede entrar, nadie más que yo tiene llave de este piso, pero me siento más segura si dejo la llave puesta.
Es muy tarde, demasiado. Por alguna extraña razón no consigo dormir. Todos los sonidos se acentúan de madrugada y yo, como una niña pequeña, tengo miedo. No quiero apagar la luz, no quiero ir a dormir. Dejo la televisión puesta y me entretengo, pero llega un momento en que termina la programación y el porno amateur de las regionales se vuelve aburrido.
A día de hoy sólo he visto un vídeo amateur que realmente haya llegado a excitarme. Lo encontré por casualidad, intentando bajarme otra cosa por Internet. Un error. Sí, las mejores cosas suelen llegar por error.
El hombre no me gustaba mucho. No era especialmente guapo, aunque los rasgos de su cara, bien marcados, le proporcionaban un atractivo especial. Pero no tenía buen físico, era más bien gordo. No gordo en plan Phillip Seymour Hoffman, pero sí con barriga. No sé si me explico. Ella era monísima. Pequeñita, con el pelo corto y negro, menudita, de cara agradable. Monísima.
Me encantó verlos hacer el amor. No era una típica parejita de porno amateur. En ellos se veía complicidad, cariño. Realmente se estaban divirtiendo grabándose en vídeo, realmente disfrutaban follando. Y les envidié. Me excité con ellos, por supuesto; sobretodo cuando, mientras él la follaba desde atrás, estando ella tumbada en la cama bocabajo (
la unión del elefante) ella miraba a cámara, cachondísima y sonriente. Pero también les envidiaba. Yo también desearía estar con alguien así, con esa complicidad; alguien con quien grabar mi propia historia.
Suelo ver ese vídeo de vez en cuando. Y siempre que lo veo hago uso de mi vibrador. Consiguen transmitirme su complicidad, consiguen excitarme como ningún actor del porno profesional lo ha hecho jamás... y consigo correrme con ellos. Aún me estoy recomponiendo de mi orgasmo cuando él limpia con un pañuelo el semen de su pecho.

Y me parece una de las escenas más románticas que he visto.